10 Lo vio un hombre y se lo avisó a Joab diciendo: «He visto a
Absalón colgado de una encina.»
11 Joab dijo al hombre que le avisaba: «Y viéndole ¿por qué no le has
derribado allí mismo en tierra, yo te habría dado diez siclos de plata y un
cinturón?»
12 El hombre respondió a Joab: «Aunque pudiera pesar en la palma de
mi mano mil siclos de plata, no alzaría mi mano contra el hijo del rey, pues
ante nuestros oídos te ordenó el rey, a ti, a Abisay y a Ittay: “Guardadme al
joven Absalón.”
13 Si me hubiera mentido a mí mismo, expondría mi vida, pues al rey
nada se le oculta y tú mismo te hubieras mantenido aparte.»
14 Respondió Joab: «No voy a estarme mirando tu cara.» Y tomando
tres dardos en su mano los clavó en el corazón de Absalón, que
estaba
todavía vivo en medio de la encina.